Cine desde el espectador Gloria Mª Tomás y Garrido Catedrática Honoraria de Bioética. UCAM. Murcia. |
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Se trata de un Biopic, estrenado hace un año, basado en el libro del mismo nombre escrito en 1991 por Robert Kanigel. Es el segundo largometraje de Matt Brown y está ambientado en la provincia de Madrás, -en la India aún en poder del Imperio Británico- y en el Trinity College. Son los lugares donde transcurrió la corta vida de una de las mentes más lúcidas del siglo XX, el matemático Srinivasa Ramanujan (Erode, 1887-Kumnakonam, 1920), protagonista de nuestra película, donde admiramos como a pesar de terribles condiciones de pobreza e indigencia, tras heroicos esfuerzos, fue admitido en la elitista Universidad de Cambridge, gracias a la ayuda intelectual primero y después también humana del profesor G. H. Hardy, que creyó en su excelencia. Ambos se conocieron porque Ramanujan le escribió enviándole parte de sus primeras investigaciones, que había realizado él solo y que rápidamente fueron reconocidas por los matemáticos indios, interesados también en que pudiera integrarse en una comunidad matemáticas más amplia como en aquel entonces era la europea. De hecho, cuando se graduó en la escuela secundaria, en 1904, fue galardonado con el premio de matemáticas K. Ranganatha Rao, señalando el director de la escuela que merecía una puntuación más alta que la máxima nota posible. Aún así, no fue fácil la admisión de la Universidad de indio, por la existencia en el Claustro de Profesores de prejuicios raciales y sociales. Durante su estancia universitaria históricamente se produjo la primera Guerra mundial; hecho que aumentó las penalidades de Srinivasa que, sin embargo no cejó en su pasión investigadora, aunque mermaron su salud, muriendo tan joven a consecuencia de tuberculosis.El protagonista está interpretado por Dev Pavel, cuya filmografía es muy actual e interesante y, al menos, todos recordaremos “Slumdog millonaire” (2008) y “El exótico Hotel Marigold” (2011). El profesor G.H. Hardy está representado en la película por Jeremy Irons, que sigue sin defraudar desde “La misión” (1986). Son impresionantes las interpretaciones de Jeremy Irons y de Dev Patel; además, la historia está muy bien contada y ambientada, pues por lo general, los británicos son extraordinarios reflejando la época histórica y el vestuario que corresponde. Todos los personajes secundarios ofrecen interés, incluido el filósofo Bertrand Russell.Dos grandes matemáticos, Manjul Bhargava y Ken Ono, han colaborado con los productores para plasmar los no fáciles, certeros y profundos descubrimientos de Ramanujan. Bhargava es un americano canadiense de origen indio, galardonado el año 2014 con la medalla Fields por su contribución a métodos en la geometría de los números. El matemático estadounidense Ono, ha hecho un importante descubrimiento recientemente, una fórmula finita para calcular las particiones de los números, fundada en fractales.Es tan impresionante la personalidad humana e investigadora de Ramanujan -autodidacta en condiciones tantas veces límites- que resulta difícil no interesarse por el argumento y muy particularmente por cómo se reflejan las relaciones humanas, entre las que destaca el trato entre el primero alumno y después colega, con su mentor. Es así como, entramos en la vida de la universidad británica, en sus costumbres, en su pomposidad, e impresiona comprobar los sufrimientos que hubo de afrontar, como la separación de su esposa, además de la ya citada falta de salud. Con ese ambiente, se resalta aún más la indiscutible genialidad de Ramanujan, capaz de emocionar al espectador ante una formulación matemática. |
Título original: The Man Who Knew Infinity Año: 2015 País: Reino Unido Dirección: Matt Brown Intérpretes: Jeremy Irons, Dev Patel, Toby Jones, Stephen Fry, Jeremy Northam, Kevin McNally, Enzo Cilenti, Shazad Latif, Devika Bhise, Padraic Delaney Argumento: Robert Kanigel. Drama biográfico Guión: Matt Brown Fotografía: Larry Smith
Quizás desde el punto de vista cinematográfico estamos ante un desarrollo de un Biopic demasiado convencional; una puesta en escena lineal. La biografía del protagonista da más de sí, aunque, en todo caso al espectador queda el poso de conocer y reconocer a una mente privilegiada, capaz de todo tipo de sacrificios, que se apoya también en su religión y en sus convicciones, sacrificando todo lo demás, y cuya obra trasciende el tiempo y ha abierto caminos para posteriores investigaciones en la matemática. La película obra el milagro de que el interés no decaiga, con un tema tan abstracto como las matemáticas, tomando el riesgo de incluir discusiones sobre teoremas y alguna explicación pedagógica, como la relativa a las particiones. En parte, el no experto, vislumbra la belleza y la pasión por los números del piadoso Ramanujan, que encuentra en ellos a Dios, y que encandilan al ateo profesor Hardy, que no puede dejar de reconocer algo extraordinario en esa armonía objeto de su estudio. Solía expresar que “una ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de Dios”. También se aprende como en la investigación no es suficiente la intuición; es preciso contar con una recta metodología explicativa de las posibles genialidades. El matemático acabó formando parte de la Royal Society de Londres solo tres años después de llegar a Reino Unido. Parece ser que algunas de sus fórmulas llegaron a demostrarse posteriormente que eran incorrectas, sin embargo, la mayoría de ellas siguen siendo hoy en día potentes herramientas para diferentes tipos de cálculos. Un detalle curioso -no aparece en la película- es que Ramanujan solía escribir sus ideas en cuadernos con tinta verde, uno de los cuales fue publicado como una serie de libros medio siglo después de su muerte al ser encontrado en la biblioteca del Trinity College. Este tipo de películas, en la misma línea que “Una mente maravillosa“(2001) y que “La teoría del todo” (2014), ponen al alcance del público modelos de personajes entregados honesta y esforzadamente a su vocación. Buena falta nos hacen. Por parte del cine se rinde un justo homenaje que redunda de modo asequible y atractivo en el espectador que, probablemente, desconocía la existencia de estas personas geniales y que, desde luego, estimula a una visión magnánima de las capacidades humanas y de sus posibilidades para el bien- Es interesante recordar que en la India, existen diversos reconocimientos que hacen presente el legado de Srinivasa Ramanujan; es bonito además que el 22 de diciembre, día de su nacimiento, se celebra el Día Nacional de las Matemáticas. Granada, 29/11/2016 |