Introducción Nuestro tiempo se ufana de ser el de la vida intensa, y esa vida intensa no es sino una vida agitada(1); velocidad, eficiencia, eficacia, cantidad. Hay un sinfín de objetos que, para facilitar a la persona correr más, invaden su intimidad -móvil, Ipod, portátil, coche…- y pontifican la vida social. Además, la ciencia y la tecnología avanzan de un confín a otro del planeta en busca del máximo y rápido beneficio material -como la vida no vuelve, se entienden las prisas y las urgencias-, pero recordemos que lo peligroso de las balas no es el trozo de plomo de que constan, sino su velocidad.
Por ello, lo malo de esta civilización no es la técnica, ni siquiera la masificación, sino su "stress", que desdibuja el silencio creador propio de la dignidad de la existencia humana y olvida que los grandes gozos no se saborean corriendo; lo que el hombre anhela y de lo que nunca se cansa es lo inefable. Su descubrimiento exige serenidad, sosiego; tal como expresa San Juan de la Cruz, el silencio está en todas partes, y persigue con su prestigio intacto, su porvenir inédito.
Aprender -y enseñar- a ver, a mirar, a actuar, a comunicar de este modo es muy bueno para redescubrir a la persona, su valor incomparable, su innata dignidad. "Te estoy aprendiendo, hombre, / te aprendo despacio, despacio. / De este difícil estudio/ goza y sufre el corazón. /"(2). Desde el silencio se vislumbran con mayor nitidez muchas de las cuestiones significativas a la que estamos convocados. Los buenos silencios interiores pueden complementar, de este modo, las carencias de la vida, inspirar comportamientos humanizadores y tejer la urdimbre en donde asentar preguntas cruciales ¿Qué es la vida? ¿Qué es mi vida? ¿Qué va a ser de mí? ¿Y los demás? ¿Y mi amor? ¿Y mis proyectos? ¿Y mis dolores? ¿Dónde estás felicidad…?
En este sentido, recordemos a C.S. Lewis; solía decir que "leer es no estar solos"(3); analógicamente se podría aplicar al cine esta actitud. Cuando se lee una película se descubren seres lacerados por contradicciones; otras, ilusionados con la vida… Y el espectador puede meterse en el film como si estuviera representándose algún aspecto de los entresijos de su alma. En ese ambiente, la tarea pendiente que le queda para realizar al espectador es hacerse con la comunicación y con el silencio. Quizás por ello, para el director Kieslowski -el retratista ético del cine- una buena película no sirve para dar respuestas, sino para hacer preguntas, para traspasar lo concreto y adentrarse en lo infinito.
Para saber ver la película La escafandra y la mariposa, a mi entender, se exige la actitud que hemos expuesto.
(1) Leclercq J. La vida serena (Rialp,1957), un librito que contiene el genial discurso, titulado "Elogio de la pereza". Bajo la marca del Beatus Ille denuncia la falta de espíritu contemplativo e invita a vivir más despacio, esto es, con más intensidad. (2) Jerzy Liebert en Juan Pablo II, Levantaos, vamos, Ed. Plaza y Janés, 004, pág. 69. (3) C.S. Lewis. Crítica Literaria: un experimento. Antoni Bosch editor, 1982 (en todo el contexto).
Metodología Como es habitual, se propone una película, se realiza una sinopsis sobre ella y se plantean algunas cuestiones bioéticas con respecto a temas que aparecen en el film. Si alguien desea añadir algún comentario o buscar nuevas explicaciones puede dirigirse al correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. En todo caso, lo fundamental es contar con el cine como instrumento de la bioética. |
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Película a Debate: La Escafandra y la Mariposa (Le scaphandre et le papillon)
Ficha Técnica Dirección: Julian Schnabel. País: Francia. Año: 2007. Duración: 112 min. Género: Biopic, drama. Interpretación: Mathieu Amalric (Jean-Dominique Bauby), Emmanuelle Seigner (Céline Desmoulin), Marie-Josée Croze (Henriette Durand), Anne Consigny (Claude), Patrick Chesnais (doctor Lepage), Niels Arestrup (Roussin), Olatz Lopez Garmendia (Marie Lopez), Jean-Pierre Cassel (Lucien), Marina Hands (Joséphine), Max Von Sydow (Papinou), Isaach de Bankolé (Laurent), Emma de Caunes (Eugenia). Guión: Ronald Harwood; basado en el libro "La escafandra y la mariposa" de Jean-Dominique Bauby. Producción: Kathleen Kennedy y Jon Kilik. Música: Paul Cantelon. Fotografía: Janusz Kaminski. Montaje: Juliette Welfing. Diseño de producción: Michel Eric y Laurent Ott. Vestuario: Olivier Beriot. Estreno en Francia: 23 Mayo 2007. Estreno en España: 1 Febrero 2008.
Sinopsis(4)
Hay vidas que merecen ser llevadas a la pantalla y que, además encierran un material cinematográfico de primer orden. Es el caso de Jean-Dominique Bauby. Nacido en 1952, periodista, carismático redactor jefe de la revista francesa Elle; padre de dos hijos.
El 8-XII-1995 sufrió un accidente cardiovascular que le dejó completamente paralizado -locked-in síndrome-, prisionero de su propio cuerpo (la escafandra), y sólo podía comunicarse con el exterior mediante el parpadeo de su ojo izquierdo (la mariposa). En su silencio exterior, en su cautiverio físico, anímico y psicológico, descubrió y creó un nuevo mundo a partir de su imaginación y su memoria.
En el Hospital Ver-Sur-Mer le enseñan un código usando las letras más comunes del alfabeto; su cuidadora le iba deletreando y él asintiendo a cada letra con sólo el parpadeo, realizó la ardua tarea de escribir su autobiografía, "La escafandra y la mariposa", asombrosa afirmación del espíritu humano y éxito literario rebosante de sensibilidad y humanidad que recogía esos dos años de "encarcelamiento" en su cuerpo, de lucha por vivir y por sentir emociones reales o imaginadas, rodeado del cariño y atenciones de médicos y enfermeras, de familia y amigos. Desde su refugio interior y una cama de hospital logró dictar este extraordinario testimonio. Murió el 9-III-1997(5).
La película da cuenta de esta historia conmovedora, es a su vez un retrato autobiográfico y un relato imaginario, sin caer en un sentimentalismo fácil, y donde la originalísima la realización, los planos subjetivos del enfermo, la decisión de no mostrarle hasta bien avanzado el metraje, las escenas oníricas en que entra en juego la imaginación, el buen uso de la voz en off, etc. rozan la absoluta perfección. Se trata de un gran trabajo de director Julian Schnabel demuestra ser un artista integral, un gran creador que conjuga el contar una buena historia, el elaborar modos estéticos novedosos, por ejemplo, cuando filma esos glaciares que se han derrumbado como su vida, o los planos del buzo hundiéndose con su pesado traje submarino.
El director busca la empatía con ese "cautivo" que aprende a ver y oír en su interior, y que generan una inquietud y sentimiento que contagian al espectador. Especialmente los primeros momentos, tras despertar del coma y ser atendido por el médico, la fisioterapeuta o la logopeda (verdaderos "ángeles de compasión", como ha declarado Schnabel), son de una intensidad y angustia increíbles, entre el desconcierto y el aturdimiento emocional, al comprobar que su pensamiento no se traduce en palabras y que todo se reduce a un monólogo interior que le aísla del entorno (pero que el público escucha sobrecogido).
El polifacético artista Schnabel consigue una obra maestra gracias a la perfecta y original integración de los distintos elementos cinematográficos, con enorme libertad creativa y una mirada llena de humanismo y vitalidad que dan profundidad a una dura pero entrañable y conmovedora historia de amor y dolor. Es una valiente apuesta por la vida disminuida (los enfermos, náufragos de la soledad, dirá Bauby en su libro) a partir del calvario del periodista francés, que se adentra con intimismo poético y sin tremendismo morboso en la enfermedad, y que sabe tratarlo con eficacia narrativa y visual.
Una soledad que se ve acompañada por la inserción de imágenes, algunas claustrofóbicas, otras hermosas, pero nunca gratuitas, en las que el Schnabel pintor consigue una fusión perfecta con el Schnabel cineasta. Y es en esos momentos en los que la película se eleva hasta convertirse en la excepcional pieza que es, y que logra dotar de vida, incluso, a escenas que podrían despeñarse hacia lo manido, como la maravillosa secuencia en que los amigos de Bauby se turnan para leerle obras clásicas.
Para terminar, recuerdo la dedicatoria del libro, a sus hijos: "Para Théophile y Céleste, deseándoles muchas mariposas". Y el comentario que realiza en las páginas 101 y 102 en relación con la carta que decidió escribir a sus amigos y conocidos: "esta misiva levantó cierto revuelo y reparó un tanto los perjuicios causados por los rumores. La ciudad, ese monstruo de cien bocas y mil oídos que no sabe nada pero lo cuenta todo. Había decidido, en efecto, ajustarme cuentas (…) y por un curioso fenómeno de inversión de las apariencias, son aquellos con quienes había establecido relaciones más triviales los que más abordan estas cuestiones esenciales. Su ligereza enmascaraba un alma profunda. ¿Acaso estaba ciego y sordo, o bien se requiere la luz de una desgracia para que un hombre se revele tal como es? (…) guardo todas esas cartas como un tesoro. Un día me gustaría pegarlas por lo extremos para formar un tira de un kilómetro, que flotaría al viento como una oriflama a la gloria de la amistad. Eso alejará a los buitres".
(4) http://labutaca.net/films/55/ leescafandraylamariposa2.htm (7-VIII-2008) (5) J.D.Bauby. La escafandra y la mariposa. Ed. Bronce, 1997 (1ª traducción española, 2008)
Temas de Debate
- El hombre, ser espiritual.
- La potencialidad humana.
- Grandeza e indigencia.
- La compasión.
- La amistad.
- Las apariencias.
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