Cine desde el espectador
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QUIÉN FUE OPPENHEIMER (1904-1967) Tiempos de guerra. El judío Julius Robert Oppenheimer, brillante físico estadounidense, se dedicó a la física porque era una actividad que podría desarrollar en su rancho de Los Álamos, pero nunca descuidó la poesía, la filosofía, la política, en definitiva, fue un humanista que hizo el arma que podría destruir a toda la humanidad. Era el director del "Proyecto Manhattan" y lideraba los ensayos nucleares para construir la bomba atómica en su país. Lo logró, contribuyendo así, de un modo decisivo a poner fin a la Segunda Guerra Mundial con ese arma, la más devastadora creada por el ser humano; sin embargo, tuvo un auténtico dilema moral tras los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, al ver e intuir sus consecuencias. Además, se empleó la bomba cuando Japón estaba ya derrotado y a punto de rendirse. Oppenheimer deslumbró brevemente como un héroe, pero todo le pasó factura porque también tuvo que hacer frente las acusaciones que lo tildaban de ser simpatizante de las ideas comunistas (consecuencia de la actitud de su hermano, Frank, en relación con la guerra civil de España, aunque Robert siempre tuvo sus propias ideas). Tras el estallido de la primera bomba atómica pronunció unas dolorosas palabras: "Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”. De hecho fue, a partir de entonces, pacifista también en contra de la otra bomba, la de hidrógeno, y en contra de toda proliferación nuclear. Por todo ello, contradictoriamente, pasó a ser un enemigo de los gobiernos americanos. Solo Kennedy restauró su honor.
EL DIRECTOR NOLAN Y SU ENFOQUE Nolan tiene también algo de Oppenheimer, hijo de padre inglés y madre estadounidense, estudió en Londres literatura, pero siempre obsesionado con una Súper 8 que le regalaron de niño. Amante del cine de autor y capaz de crear grandes éxitos comerciales, como demuestra la trilogía de Batman, Inserta en su cine la contradicción y la precisión, como dos caras de una misma moneda. Más que esculpir el tiempo, como señala Tarkovski que marca el buen cine, Nolan lo traspasa. En Oppenheimer firma su obra más política y compleja, a pesar de resultar una de las más sencillas para el espectador medio, porque tiene un manejo perfecto del ritmo, del tiempo y de la narración fragmentada. Este director, en sus películas, invita al espectador a descomponer y descomponerse en una narración que se convierte en un protagonista más, en un nuevo efecto de la película (lo veremos en Fusión y Fisión en Oppenheimer). Para Boyero, Nolan “toca el cielo con un magnético y subyugante ejercicio de cine tan espectacular como íntimo y reflexivo”. Me apropio del magistral comentario de Aresté acerca de la película que nos ocupa. Dice así: “Fiel a sus estructuras narrativas nada convencionales, Nolan ofrece un relato deconstruído con dos hilos narrativos bien definidos, con tramos que se van alternando: uno en color con Oppenheimer como claro protagonista, al que se titula “Fusión”, donde comparece ante una comisión que debe validar sus credenciales de seguridad, y se ven los avances para tener la bomba a tiempo; y otro en blanco y negro, donde el personaje principal es Lewis Strauss, que comparece ante un comité del Senado que debe confirmarle en un puesto para la administración Eisenhower y que deviene en némesis de Oppenheimer, al cuestionar su lealtad a Estados Unidos en los años de la guerra fría, y al que se le da el título de “Fisión”. Y uno y otro se van acercando y completando, para ofrecer el cuadro completo de unos personajes complejos, egocéntricos, ambiciosos, con aristas, claramente enfrentados”. Y, con todo ello, el espectador va a vivir también la experiencia de la bomba atómica.
Y AHORA LA PELÍCULA Los protagonistas son Oppeheimer y Strauss, maravillosamente interpretados por Cillian Murphy Robert Downey Jr. Les rodean con un reparto estupendo una serie de personajes que destacan por sus proyectos, llenos de ideales profesionales tanto científicos os como políticos y militares. Aparecen varias mujeres con unos papeles discretos y certeros. Destaca también Frank, el hermano de Oppenheimer, que le influye con sus ideas comunistas, aunque Robert, incluso por su modo de ser no se compromete abiertamente; él defiende sus propias ideas, en algunos casos no ajenas a ciertas simpatías políticas. Su foco primordial es la actividad científica y en principio, con sus logros, no se plantea todo el alcance que podrían provocar. Se ha expresado en diversas críticas que se nos presentan estos científicos que le rodean y él mismo nuevos Prometeos perdidos en laberintos “muy nolanianos”, cuyos inventos pueden provocar no sólo decenas de miles de muertos, sino incluso, la destrucción completa de la humanidad; El director logra tanto con las incertidumbres de los científicos, como el aborrecimiento de Oppenheimer a Hitler y por supuesto con el ritmo y con la banda sonora, que el espectador vibre con todo lo que el ofrece el metraje y que aún en el caso de no saber muchos sobre la fusión y la fisión, algo se atisbe. Es sobrecogedor y ciertamente irónico los momentos en que todos aplauden el lanzamiento de la dos bombas. |
Título original: OPPENHEIMER Año: 2023. País: Estados Unidos. Dirección: Christopher Nolan. Guion: Christopher Nolan. Libro: Kai Bird, Martin J. Sherwin. Música: Ludwig Göransson. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Reparto: Cillian Murphy, Emily Blunt, Robert Downey Jr., Matt Damon, Florence Pugh, Kenneth Branagh, Rami Malek, Casey Affleck, Ben Safdie, Josh Hartnett Muy importante; la película no nos narra tanto la vida del personaje, sino lo que va pasando en su mente, y como si él y todos, pueden, o no, prever el futuro tras tantas incertidumbres y logros presentes. La cinta cinematográfica resulta una obra abierta, absorbente. La película se basa en la biografía de Oppenheimer escrita en inglés el año 2005 por Kai Bird y Martin J. Sherwin, titulada en castellano Prometeo americano (Debate). Junto con su actividad científica se relata en la biografía y en la película como fue perseguido como presunto comunista en la era McCarthy para posteriormente ser calumniado como espía de la Unión Soviética y, por último, obligado a dimitir de cualquier función pública. Así fue su vida: fuertemente humillado un segundo después de ser convertido en el gran héroe americano. Circularmente la películas nos introduce en un thriller psicológico, que implica mirar a los ojos al protagonista. Metafóricamente se ha escrito que nos encontramos ante “una película cuántica que desde la exhibición de los comportamientos e interacciones de las partículas cinematográficas a nivel atómico y subatómico acierta a dibujar el tamaño exacto de la mirada en toda su extensión cósmica. Es cine para la intimidad y el espectáculo, es cine en el que, a fuerza de mover las piezas inapreciables de lo mínimo alcanza lo máximo. Es cine que explota”. La película cala en la intimidad del espectador, que descubre lo que ocurre ante la ambición de poder, ante la envidia, ante la mentira; y no tanto por los diálogos sino por las miradas, las imágenes y la subyugante música. Una película formalmente muy elegante y a su vez inestable, esperando si van a explotar las bombas o algo más. Apena la dureza de la comparecencia de Oppeheimer casi de juicio sumarísimo, para mantener su credencial como investigador. Ciertamente con la elaboración de bombas atómicas algo se rompió en el mundo. Eso lo supo Oppi -como le llamaban sus seres queridos- y lo supo Einstein. Incidió en cambios en la política internacional –hasta que punto utilizar esa nueva arma, o mejor como preservarse si se utiliza- la concepción de la ciencias -con un sentido más pragmático y casi privado, por la sutileza más entendida de la desconfianza-. He aquí un serio dilema: el humanismo y el progreso sin límites del que nos advierte este film. Nolan aprovecha todas estas verdades mostrándonos en tantos planos el estado emocional de Oppenheimer, porque de algún modo su situación y sus riesgos son los de todos. Muchos claroscuros en la persona y en el ambiente…como ahora como siempre. Decepciones solo curables si aceptamos la suerte de ser lo que somos, personas a las que adorna y protege una dignidad ontológica inalterable. La tragedia de Oppi es la tragedia que sigue rondando al mundo. Nolan nos regala unos personajes reales, llenos de matices y no pocas contradicciones. Retrata a Oppenheimer como una ser un ser inestable, un ególatra, un mujeriego, un neurótico, un revolucionario y un mártir. Quizás una figura molesta, porque sobresalía científicamente. En las múltiples líneas narrativas del film que alternan el color con el blanco y negro se van exponiendo su persona y su personalidad y las distintas conspiraciones y venganzas en el marco de audiencias internas manejadas con no pocas trampas y sesiones en el Congreso tendientes a desprestigiarlo. En definitiva, el judío y gran científico Julius Robert Oppenheimer resulta un protagonista decisivo en la ciencia y una víctima de su tiempo: un héroe trágico. El director, con esta magnífica película nos regala la dimensión histórica de este científico, a través de una película maravillosa. Pude ayudarnos y ser pertinente para estos tiempos que estamos viviendo.
Gloria Mª Tomás Granada, 15 de octubre |