Cine desde el espectador Gloria Mª Tomás y Garrido Catedrática Honoraria de Bioética. UCAM. Murcia. |
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Tanto la película “1944”, del director de cine estonio Elmo Nüganen, como “La clase de esgrima” del director finlandés Klaus Härö, han sido estrenadas en el 2015 y tienen como telón de fondo el drama vivido en algunos pequeños países, como es el caso de Estonia que, durante la segunda Guerra mundial, pertenecieron al otro lado del denominado telón de acero y fueron sometidos a un despiadado totalitarismo. Cuando las tropas de Wehrmacht (Fuerzas Armadas unificadas de la Alemania nazi) ocuparon Estonia muchos de sus habitantes vieron a los alemanes como sus liberadores y se unieron a sus filas pensando en la futura independencia del país. Por ello miles de estonios, vecinos y hermanos, combatieron entre ellos, matándose sin ser, o sin querer ser, enemigos. En ese ambiente se encuadra el quinto largometraje que ahora comentamos. Es innegable el reconocimiento artístico del que goza el realizador finés Klaus Härö más allá de las fronteras de su país. El conjunto de su obra ha cosechado más de sesenta premios en su paso por los festivales más prestigiosos del mundo. Ahora no recrea con “La clase de esgrima”, tras siete años de silencio desde su último trabajo estrenado, “Cartas al padre Jacob” (2009). “La clase de esgrima” trata de la historia real del legendario maestro de esgrima de Estonia, Ender Nelisen (1925-1993), maestro fundador de una de las escuelas de este deporte más importantes del mundo. Huyendo de su pasado -se vio obligado, como muchos jóvenes de su edad, a colaborar con el ejército alemán; al acabar el conflicto, era perseguido por la policía secreta de Stalin-; El film recoge cuando Nelis deja atrás Leningrado para comenzar a trabajar, bajo una falsa identidad, como profesor de un colegio que tiene condiciones muy precarias, de la ciudad de Haapsalu; allí es contratado para la educación deportiva de los niños y niñas. De una manera un tanto casual, y por el interés de una inquieta niña que le ha visto hacer prácticas de esgrima, comienza a dar clases a un grupo de niños del colegio. En la mayoría de los casos, han perdido a sus padres, víctimas de los horrores de la guerra o del opresivo gobierno de Stalin al frente de la Unión Soviética. Es enternecedor comprobar el entusiasmo con el que los pequeños reciben a este nuevo docente, también por su maestría con el florete y su capacidad para ir logrando unos equipos más o menos apropiados. De hecho el planteamiento de Nelis va evolucionando a lo largo del film, convirtiéndose en parte en una figura paterna para todos ellos; le va enseñando con su vida, con sus palabras, y también con sus decepciones y desconciertos el valor de la capacidad de superación en unos tiempos en los que los ciudadanos, y mucho menos los niños, apenas tenían derecho a opinar con libertad. Es sintomático el autoritarismo y control que ejerce el director de esta perdida y casi miserable Escuela, pues está absolutamente entregado a la férrea dictadura comunista soviética. Sus recelos le empujan a indagar sobre quién es en verdad ese maestro que ha traído aires renovados a su mundo, haciendo que el cerco sobre Nelis comience a estrecharse. Neils se plantea y duda si debe seguir huyendo y desaparecer de ese pueblo para preservar su libertad (y, tal vez, su vida) o quedarse al lado de esos jóvenes discípulos en los que ha despertado la esperanza en un futuro mejor. Tras algunas vicisitudes el film termina con la vuelta a Haapsalu donde le recibirán no sólo sus queridos alumnos, sino también le esperará la persona a la que ya amaba. |
Año: 2015 Paises: Alemania, Estonia, Finlandia Dirección: Klaus Härö Intérpretes: Joonas Koff, Marvel Leesment, Lembit Ulfsak, Kirill Käro, Märt Avandi,
Härö ofrece una espléndida historia sin sentimentalismos fáciles y sin ajuste de cuentas –ambas cosas al alcance de la mano en este tipo de drama- y donde además, logra reflejar en un clima sobrio, denso e interesante, los caracteres, las preocupaciones y las ilusiones tanto del profesor, como de los alumnos, y no menos de personajes secundarios, como el abuelo de uno de los niños, o la chica que da el contrapunto del enamoramiento. Predomina el respeto de las personas a la verdad, la lucha por actuar dignamente y buscar lo correcto aun a costa de un esfuerzo sobreañadido. La utilización del florete dota de una suave cadencia coreográfica dentro del sórdido clima de una escuela tercermundista. Y así, las clases de esgrima aportan agilidad y belleza a modo de una simbólica guía del espíritu humano y del afán de superación, enseñando también, de modo muy convincente, a saber guardar las distancias. El torneo final, rodado con emoción y sentido del espectáculo, en el que el modesto equipo de Nelis parte como caballo perdedor terminará creciéndose ante la adversidad. Nunca está de más echar la vista atrás hacia un periodo de la Historia en que la sociedad vivía en continuo miedo a actuar con libertad, sometida por regímenes dictatoriales que coartaban sus ideas, y más si la contención habitual del cine nórdico contribuye para que nos encontremos ante un filme emotivo y sensible. Algunos críticos cinematográfico señalan como al visionar la cinta de Härö acuden a la memoria, otra serie de célebres películas que tienen la misma problemática, tales como “Adiós, Mr. Chips” (Sam Wood, 1939), “El club de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989), “Los chicos del coro” (Christophe Barratier, 2004) y “La lengua de las mariposas” (José Luis Cuerda, 1999)en esta última, el bondadoso maestro encarnado por Fernando Fernán Gómez también era perseguido por su ideología política. |